domingo, 23 de septiembre de 2012

TORTURADOR








                                                                      



TORTURADOR.

El verdugo estaba tan harto,

que con un cuchillo,

le arrancó un diente,

para clavarselo en un ojo.

Le cortó los labios,

le cortó la lengua,

las dos orejas,

le arrancó la nariz,

le aplastó los testículos.

!Estaba tan desesperado!

¡El cabrón,no se muere!

¡Con la prisa que tengo!

¡Hoy para cenar en casa,

tenemos invitados!

¿Que pasa por la mente

de un torturador,

cuando está trabajando?

¿Qué debe de sentir,

accionando la picana,

cortando un dedo,

las orejas,un pecho,

un pezón o una mano?

¿Y arrancando uña por uña?

¿Puede mirar a sus hijos?

¿Es un psicópata vocacional?

¿Además de dinero,cobra en orgasmos?

¿En que momento deja de ser persona?

¿De verdad cree,que cumple con su deber?

¿No lo corroe,el insomnio?

¿Hace cola en los confesionarios?

¿Hay capellanes que lo bendicen?

¿Hay un Dios,capaz de perdonarlo?

No me importa lo que cuente,

si era o no mandado.

Yo quiero que me diga

mirándome a los ojos,

lo que de verdad sintió,

al dar el primer puñetazo.

Al ver brotar la primera sangre.

Al oir el primer grito de dolor.

Quiero que le pongan

la droga de la verdad,

para saber cuantas mujeres,

niños,niñas,hombres,ha violado.

¿Un torturador,merece vivir?

¿Merece vivir,el que lo ha desatado?

¿El que le ha quitado el bozal?

Exijo por justicia,saber sus nombres.

No deben andar por la calle,

ni ver el Sol,ni la Luna.

Para ellos no debe haber cielo azul,

su cielo debe ser siempre nublado.

No deben respirar el mismo aire,

ni vivir,con la misma dignidad,

que el resto de los humanos.

Verdugos de los cinco continentes,

torturadores globales,

llevais pegado el olor a carne podrida

y de miradas acusadoras, la mente.

Los fantasmas de vuestra tortura,

os están esperando,furiosos,

mas allá de la misma muerte.




miguel rubio (Tabarca)

sábado, 22 de septiembre de 2012







                                                                       




EL SEÑOR DE LOS LOBOS.
a mi amigo Carlos Araujo.





Los picos nevados.La cordillera entera con sus valles encantados ,donde parece que la
bruja del cuento estuviera vigilándote encorvada y difuminada en la niebla, en rincones
mágicos, vígenes de las huellas de los hombres.
Robles erguidos sobre el propio pedestal encumbrado de sus propias raices.Fresnos  y hayas hablándose de ladera a ladera ,el viento ululante en las ramas,el lenguaje secreto de las hojas
de la encina sagrada del Oráculo griego de Dodona,rival de Delfos.Manantiales escondidos en cuevas donde el agua surge de la piedra, como un pequeño volcán transparente.Montañas comunicadas por secretosdesfiladeros.Atajos imposibles,sendas olvidadas,los lugares más mansos del río para cruzarlo.
Lo conocía todo.En su cabeza estaban enraizados todos los conocimientos ancestrales y atávicos de sus antepasados.Más que aprender,recordaba.Su intuición y experiencia hacían
el resto.
Era El Señor de los Lobos.Líder de su propia manada y respetado por todos los demás que compartían en sus propios territorios, la cordillera.A su aullido contestaban uno a uno,  convirtiendo las montañas en el eco sinfónico del lamento desgarrador de un agudo cante
jondo, combinado con el grave resonar de un blues negro, alma irredenta de esclavos negros.
Noches de Luna llena arropadas por el adorador concierto.
Era El señor de los Lobos,conocía las montañas,llevaba muchos años trotando por ellas en
compañía sólo de su manada y las cómplices estrellas, ayudado por su mirada nictálope.Señor de los montes nevados,de sus bosques y sus árboles centenarios.Si tocaba esconderse,conocía cada arroyuelo,cada pozade agua si la sed apretaba, en la temporada seca y escondida.
Guardaba en su memoria,los ocultos barrancos,las abiertas cañadas y las escondidas cuevas.
Desde las aulladoras cimas hasta las confortables madrigueras,donde las hijas de sus hijas,
amamantaban los lobatos, en su escondite cálido y secreto.
Era el Señor De los Lobos,un animal con muchas lunas gastadas,con el cuerpo esculpido por, tantas cicatrices que las había paralelas,perpendiculares y superpuestas.Para el resto de los
compañeros ,eran como medallas ganadas en combate.
Un lobo de tamaño mediano,pelaje gris oscuro,con la mirada de astucia de siglos.Rondaba los
siete años y medio.Una edad muy avanzada para un animal de su especie en la naturaleza.
Su valor,basado en el desprecio a la muerte y sus atávicas mañas,le habían llevado a doblegar
a machos mas grandes y jóvenes que él.Hacía ya tiempo que no tenía que pelear con ninguno
de sus congéneres.El  liderazgo lo ejercía desde el respeto, no desde el temor como era la
norma común entre los congresos por el poder de los lobos.Un respeto incluso por encima
de la llamada brutal del sexo encelado de las hembras en Primavera.
Su estirpe, era la primera en ser aceptada como principal por toda la manada.Y en su cuidado
y protección se encargaban sin un mínimo resquicio de duda.
La sangre embrujada de Luna del Señor de los cánidos libres debía permanecer a salvo.Era el compendio de la sabiduría de miles y miles de lobos en su devenir libertario.Una enciclopedia de Libertad nunca negociada.
Ya no era solo el jefe de la manada.A su llamada nocturna acudían todos los jefes de las manadas mas lejanas.Su instinto, era la suma de miles de instintos, que pertenecieron a toda
una saga de las antiguas sombras cazadoras, que vivieron antas que él, en aquellas montañas.
Su compañera de siempre,una hermosa lobla blanca,poco mas joven que él,había muerto esa misma mañana.La figura esbelta, que parecía ir siempre vestida con una capa de nieve recién
caída y que tantas veces había trotado a su lado, en las noches de luna brillante o deslunada,
ya no volvería a hacerlo más.
La hembra que parecía cubierta de nubes,se había ido con ellas.Era muy mayor para sobrevivir al parto.Se había ido con la mirada de su compañero puesta en la suya.Se había ido con un
cerrar los ojos sereno,un irse a dormir arropado.
Solo un machito había sobrevivido.Fue el único en poder respirar al final el aroma a espliego,
romero y tomillo que rodeaba la madriguera.
Llegado el momento,la loba segunda en rango del clan lo adoptó de inmediato y lo puso en el
lugar principal de su propia camada.
El viejo lobo, permaneció tumbado en silencio el resto del día, al lado del cuerpo inerme de su
compañera.
Sólo con el tardío atardecer,se levantó y sin mirar atrás se dirigió con paso firme, a la madriguera de la hermosa loba de pelo oscuro, como el carbón vegetal, que había adoptado a su hijo.Tanto ésta como su compañero,un ejemplar ya maduro,llamado a ser su sucesor en en el clan ,le abrieron paso con el respeto de un alumno a su maestro.
Con los dientes convertidos en cunas de algodón,el legendario lobo tomó al recién nacido con la dulzura del guerrero, que deja respirar por fin la ternura reprimida toda una vida.
Cuando salió del refugio con su preciada y ligera carga,las cansadas luces del atardecer, parecían irse acunadas y somnolientas ,en la estela anaranjada de La Puesta de Sol.

El Señor de Los lobos, con paso ceremonial,sentido,consciente de la importancia del momento,
se dirigió seguro a la cima más cercana.Allí, estaba situada la roca plana clavada sobre el mismo acantilado que le pertenecía como trono natural.Desde allí, era donde sus aullidos reclamaban,en las noches la atención de la Luna a la espera de sus consejos.
Esa noche,un disco blanco enorme en su redondez pálida y reflectante,que parecía estar más cerca de la Tierra de lo normal,lo estaba esperando.Bajo el resplandor lunar,en una  reunión  convocada por las campanas y los tambores y trompetas del instinto,le esperaban los jefes de
todos los clanes lobunos de las montañas.
El Señor de los Lobos ya instalado en su piedra, en lo más alto, depositó suávemente su hijo sobre ella a sus pies.Un cachorro con los ojos todavía cerrados al entorno que le rodeaba.
Y el curtido lobo mirando a la Luna aulló,aulló como nunca lo había hecho hasta entonces.Y aullaron con él y por él los demás lobos.Y aulló con ellos el viento entre los bosques y los desfiladeros.Hasta el eco uniéndose al coro resonaba mucho mas fuerte.Un lamento desgarrador,como nunca se había oído, cercenó como un daga ,el silencio nocturno de las montañas.
Esa noche la contestación de su sabia consejera, no tardó en llegar.Ese cachorro ahora desvalido, sería el destinatario de la sabiduría de todos sus antepasados.Los iría recordando
a medida que el paso de las primaveras. siguiera fundiendo la nieve de las altas cimas de la
cordillera.Sus padres adoptivos y el resto de la manada, se encargarían de que su destino se
cumpliese.
El Señor de los Lobos ya tenía sucesor.Los pactos de los cánidos libres a la luz de la Luna LLena
eran tan firmes en el tiempo, como las mismas montañas, donde habitaban.
El viejo y respetado líder de todos los clanes lobunos, miró por última vez al cachorro,bajo un
foco lunar empolvado de estrellas.
El anciano legendario,callado,orgulloso,seguro de su destino,enfiló despacio la ladera de su
atalaya ceremonial y léntamente, se perdió en la espesura.Desapareció.
No se le volvió a ver ,ni a escuchar sus aullidos reclamando la atención de la Luna.Desapareció.
Esta leyenda,delante de una taza de cognac. con unas gotas de café,me la contaba un viejo leñador en una aldea apartada en plena cordillera,sentados los dos en una rústica mesa de
madera que formaba parte como el olor mismo a chimenea, del único bar existente en aquel
pueblo olvidado.
Me contó también cómo su padre y el padre de su padre y él mismo siendo joven,habían visto en sus trabajos en los bosques más apartados de la gente,pasear alegres y juguetones una solitaria pareja de lobos.
El macho, un mediano ejemplar de color oscuro y altivo caminar.
Ella, en los días nevados se difuminaba como una feliz sombra, con el color blanco de la nieve.

viernes, 21 de septiembre de 2012





                                                                      

DESNUDA,DOS VECES DESNUDA.


Le acaricié la espalda,despacio,
los suspiros,ecos relamidos,
de mujer plena y satisfecha.
Desnuda,dos veces desnuda,
de pie,con los ojos vendados en seda,
con las dos manos atadas
en cruz,entre los altos pilares,
del cabezal alzado de mi cama.
Me apreté contra ella,
le lamí con la lengua,
las gotas de sudor.
Lágrimas esclavas,en su cuello.
Se estremeció.
Era lujuria de años liberada,
sensualidad animal y desesperada.
Abarqué sus pechos con las manos.
Un gemido,un dejarse caer al vacío,
al pellizcar despacio sus pezones,
y acariciar su clítoris agigantado.
Me puse frente ella,le quité el pañuelo,
mis ojos directos a sus ojos.
le susurré,
¿quieres seguir?
Asintió con la cabeza,con la mirada,
con el deseo de una gata encelada.
Asentí,y despacio,marcando mis pasos,
la rodeé unos metros léntamente.
Me regalé la vista,con la escultura más hermosa.
Aun tenía sobre todo su cuerpo,
las azucenas rojas,que sobre ella había vertido,
con un vela vergonzosa y sonrosada.
Eran solo,vestigios sobrevivientes de cera roja,
los que impertérritos quedaban,
sobre las tenues marcas,de su espalda azotada.
Como una brisa insinuante,
le susurré al oído.
Ya los conoces.Del uno al diez.
Con voz queda me dijo,!Seis!.
De acuerdo,dame las gracias.
Cogí el látigo de crines entrelazadas
uno……………gracias
dos…………….gracias
tres…………….gracias
Tres suspiros lentos,satisfechos,
tres marcas rojas saboreadas,
cuatro………..gracias
cinco………….gracias
seis…………….gracias
La mezcla de dolor y placer
es un mezcla afrodisíaca,
llena de secretos antiguos
y sensaciones mágicas.
La desaté y la llené de besos
ella contra mí, ebria de lujuria,
de sensaciones encontradas.
Puso los ojos en blanco,
En una explosión de sentidos,
al sentirse penetrada.
Un baile de caderas,agarrado,
Una entrega absoluta,
dos amantes enlazados por hilos de oro,
una pareja enamorada.
La erupción de dos volcanes,sincronizada.
Nos acostamos juntos los dos
y sin importarme el mundo
me convertí con los ojos cerrados,
en esclavo sexual de su mirada.
Satisfechos,enamorados y dormidos
nos encontró sonriente, la madrugada.



miguel rubio (Cantos del Rio)



jueves, 20 de septiembre de 2012

VENGO DEL INFIERNO









                                                                           




VENGO DEL INFIERNO


Vengo del Infierno
y traigo las tormentas de la mentira
con el granizo del miedo.
Viene conmigo, todo un museo
de cuadros pintados con sangre
y de tapices de piel de esclavo
rojos,amarillos,blancos y negros.

Vengo del Infierno
y llevo puesto un collar de ahorcado
y una pulsera béllamente entrelazada
con los casquillos de bala,
de una docena de fusilados

Aun resuenan en mis oidos
como los ecos de un lamento,
los aullidos de dolor de los torturados
y los gritos de llamada,de los desaparecidos.

Vengo del Infierno
y las llamas estaban apagadas.
La brigada de bomberos pirómanos
sólo por pura maldad,
bailaban la danza de la lluvia
para que no enrojecieran las brasas.
Todos con el cuerpo lleno de costras,
al caer sobre ellos nubes de lluvia ácida

Vengo del Infierno
y hedía a olores de santos,
donde un enorme botafumeiro,
dispersaba con su balanceo
un perfume nebuloso
de azufre e incienso mezclados

Vengo del Infierno.
Ciego de ver tanta estrella mutilada.
Sordo por el restallar sádico del látigo.
Mudo ante la corrupción de los versos.
Cansado del aletear de hachas y espadas.
Asqueado de ver comentar riendo desde el mismo palco,
a Dios y el Demonio entre burlas y carcajadas.

Vengo del Infierno y antes de salir
les he escupido a los dos mi alma a la cara.



MIGUEL RUBIO ( Cantos de río)